Un disparate rayado
Un
A los niños de todas las edades estás dirigidos los disparates de Pachuco, Trompetín y Bombón, tres payasos matanceros que llevaron a la lona del Mejunje un circo de corazón feliz. Los tres narices rojas jugaron con la fantasía y a través de los colores convocaron a la risa.Se trata de un divertimento escrito por René Fernández Santana e interpretado con el desenfado de Papalote, conocido grupo formador de actores. Pero más allá de las rayas y los trucos de payasos en la algarabía flotan mensajes nada disparatados: evadir feos recuerdos; espantar siempre la rutina; la mentira lleva castigo y jamás debe enfermarse a la alegría.Está bien: los payasos no tienen rey, pero todos el mismo poder de cambiarnos las edades; de obligarnos a reír con la magia de un quitasol, unos espejuelos negros o un cubo hechizado. Con sólo ellos, más un muñeco negro caído de una nube, Papalote trajo al Festival un homenaje a Chorizo, Pompi y Trompoloco, y vuelven este jueves a la sala santaclareña de guiñol con otras ideas que invito a encontrar en la presentación de Los payasos despistados y cuadrados.
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